La puerta del restaurante de Henry se abrió y entraron dos hombres que se sentaron al mostrador.
-¿Qué van a pedir? -les preguntó George.
-No sé -dijo uno de ellos-. ¿Tú qué tienes ganas de comer, Al?
-Qué sé yo -respondió Al-, no sé. (Los asesinos, Ernest Hemingway)
A reserva de ampliar el tema, quiero tratar aquí de este impoortante elemento de los cuentos, los diálogos. Como ya se ha advertido en otras oportunidades, en el cuento nada está demás, todos los elementos están empleados con mucho cuidado y dirigidos hacia ese efecto único. Los teóricos del cuento dicen que no es una muy buena estrategia comenzar el cuento con un diálogo, si no más bien, empezar mostrando al personaje principal en acción. El diálogo sirve para revelar el carácter de los personajes, para puntualizar una cierta circunstancia. Antiguamente los diálogos eran muy abundantes, en la actualidad se prefieren frases muy cortas, contundentes y de algún modo, más naturales, es decir, como se da en la realidad, normalmente se habla en frase cortas. El diálogo no debe superar a la narración, excepto, donde se haga muy necesario. Hay que cuidar que lo que dicen los personajes agregue algo a la narración o nos diga cómo son los personajes y en nuestra obra, eliminemos los diálogos que no aporten nada. El diálogo es un recurso que deberá emplearse con tiento, igual que todo, practicarlo muchas veces. En el cuento de Hemingway, es interesante el diálogo, de hecho es muy abundante, pero usado con gran maestría. Más adelnte en el reto 3, vamos a proponer un ejerrcicio con los diálogos, espérenlo.
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