A DIARIO

8 de febrero 2007

Este fue un día interesante. En mi trabajo me dieron la comisión de visitar todas las escuelas secundarias que quisiera, se trataba de entrevistarme con maestros de español de tercer grado para averiguar cuál es su opinión respecto a un libro que esta en las colecciones de los libros del rincón. Realmente me agradó, visité ocho escuelas de 8 de la mañana a doce de mediodía. Fue rápido porque en la mañana elaboré un cuestionario básico y además porque conozco a la mayoría de los maestros. Además volví a sentir ese ambiente de vida, a veces muy caótica que late en las escuelas. A un mismo tiempo ocurren tantas cosas, eso se siente de inmediato. Los invito a que un día vayan a la escuela y se queden observando, no tardarán mucho tiempo en sentir esa vida, luego si le ponemos un poco de nuestra parte y nos trasladamos a nuestros años de secundaria, uy, ahí correrá otra corriente de vida. También, como se sobraba un poco de tiempo , pasé a visitar a mi amigo Fernando, que es dueño de un yunke, nos aventamos una plática y un buen café, me gustó estar ahí entre tanto fierro. Luego me fui a la oficina. Al salir me fui a contratar el megacable e Internet. Es curioso, pero cuando volvía a casa, se me ocurrió una idea para un cuento. Sucede que me asomé por el retrovisor del auto y vi las actitudes de varios automovilistas, hombres, que se colocaban detrás de mi auto. Primero un señor con un bigote enorme, aprovechando el alto, sacó su peine gris, se peinó el cabello y el bigote, echó una larga mirada a su imagen. Luego otro, fumaba como loco, se veía bastante desesperado. Y luego estaba yo, mirándome también en el espejo. De los tres podría ser un solo personaje, es lago complicado pero sé que se puede lograr. Voy a pensarlo.