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20 de marzo de 2007

RESPUESTA AL RETO 5 SANDRA MORTIS

UN CAMBIO DRÁSTICO


No puedo dormir. Temprano el ruido del tráfico y más tarde las sirenas. El fin de semana la música estridente de los vecinos. ¿Cómo acostumbrarme a este cambio, a este ruido asfixiante?
Por más que pasa el tiempo no puedo vivir entre la prisa de la ciudad en lugar de la calma y el sosiego de mi querida playa. Respirar el esmog del tráfico y no la brisa marina es casi un sacrilegio para mí, que nací entre caracoles y arena entre mis pies. Ahora no soporto los zapatos y cuando intenté caminar descalza destrocé mis pobres dedos con el duro pavimento.
¡Porque me trajiste padre a la ciudad! ¿Por qué me desenterraste del mar?
Yo era feliz entre las dunas correteando libremente bajo el cobijo del sol y el canto de las gaviotas. Mirando siempre el firmamento, los bellos atardeceres. Ahora sólo veo la casa de enfrente y cuando camino entre las calles debo cuidarme de los autos. También de la gente que te atrapa en el centro de la ciudad y los comercios.
¿Por qué padre, por qué me hiciste esto? Ya sé, ya sé: piensas que aquí tengo más futuro aquí que correteando en la arena, haciendo castillos y juntando conchitas. Si, si también es por la escuela. Me lo has repetido muchas veces, allá me escapaba a cada rato para estar en contacto con el mar. Por otra parte que cuando crezca no me dejarás andar entre los pescadores y nadar sin traje o con la ropa puesta. Estoy creciendo dices, debo comportarme. Pero lo más importante es tu trabajo, has conseguido algo mejor que ser velador de una empacadora. Comeremos mejor y tendremos mayor calidad de vida. ¡Pero a que costo!, me respondes que no todo puede ser perfecto, si ganas algo, también hay algo que perder. ¡Pero no te das cuenta que es un cambio drástico en mi vida!
Todavía no soy adulta, será por eso que no entiendo porqué me quitaste el vaivén de las olas. Es mi música preferida, ni todas canciones de las radios del mundo se comparan a aquella orquesta celestial. Las olas y el canto de las aves es lo más hermoso del planeta.
Podría vivir mi vida entera bajo el cobijo del sol, la sal de las olas y la arena en mi piel.
Pero me sacaste de mi entorno natural. Y me convertí en un pescado, dejé de ser pez. Mutilaron mis aletas y ya no respiro ¿será mi fin?
Mi padre al oír mis quejas se pone triste y me doy cuenta que si sigo con esta actitud haré infeliz a esta pequeña familia. Le pido perdón y me propongo no pensar más en ese mar que se pierde entre la niebla.

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