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12 de mayo de 2007

A DIARIO 12 MAYO 2007

Ayer como estaba previsto, fue un día pesado. Después del trabajo en la oficina, donde por cierto me zampé dos tamales de elote- de rechupete- me fui al sindicato a ver cómo andaban mis préstamos. Afortunadamente había un excedente el cual procedía a retirar inmediatamente. Mientras esperaba platiqué con un trabajador del albergue Cruz Galvez. Así rapidito me contó que su batalla con los alumnos es diaria y muy fea porque los niños están terribles. Me fui a casa no sin antes pasar por las tortillas. Ya en mi casita me dio tiempo a preparar una comida que a mi esposa y a mí nos encantó: codillo de cerdo con nopales, una chulada. Reposé un poco la comida y luego me lancé a la calle, hacia una casa hogar llamada Luz y Sal, donde los niños me esperaban para una plática sobre la lectura y la escritura. Resulta que logramos entrar en mucha confianza, los niños se entusiasmaron con las actividades y hasta querían adoptarme. Muy bien la plática. Y ya estando ahí, en el extremo norte de la ciudad y además un viernes donde me sentí bien relajado, me fui a tomar café con una de mis compañeras de trabajo. Dos cafés y una buena plática me aventé. Estuvo a todo dar porque me recibieron como en familia. Me fui a la casa y ya eran las nueve y media. Ya mi carrito agarró camino hacia donde vive, pero mejor di un gran rodeo y lo que se trataba era de dar una vuelta. Llegué como a las once. Este es uno de los deportes extremos que suelo practicar muy a la larga, dar la vuelta por la ciudad, una buena música y a andar y andar. Es un placer caro si se toma en cuenta la gasolina que gasto y el tiempo que invierto, pero llego a casa bien relajado y con nuevos pensamientos. Cuando quieran los invito a que participen en mi deporte extremo.

1 comentario:

mar adentro dijo...

Yo lo hago a diario, no siempre es por gusto, pero termino disfrutándolo. Recorro grandes distancias, así que siempre es importante lo que escucho, normalmente es en esos momentos de largos trayectos que pongo en orden algunas ideas o lo que anda suelto. Una vez me pasé, iba escuchando unos cuentos de Cortazar y no me di cuenta cuando pasé la entrada de la escuela, solamente cuando casi llego a la caseta reparé en ello, pero valió la pena, aunque llegué tarde a clases.