A DIARIO- 2 DE MAYO 2007

Como niño con juguete nuevo, así estoy. Y es que desde hoy soy poseedor de una preciosa tarraya. Es un regalo de mi amigo Oscar González, un apasionado de la pesca y de las máquinas. Espero ser digno de usar este artefacto de pesca. Es pequeña, livianita y se extiende muy bien. Dice mi amigo que es ideal para quien como yo, se inicia en estas lides. Hoy fui por ella y aprovechamos para una plática muy interesante sobre diversos temas, cerca de cinco horas nos aventamos en la conversación y apenas fue un entre. Por otra parte, me encuentro muy expectante porque eché a andar mi proyecto de empresa, espero verme favorecido por muchos amigos y compañeros quienes conocen mi trabajo en torno a la literatura y la promoción de la lectura. Yo soy de las personas que creen que hay que darle vida a sus sueños, que de nada sirve pensar en lo que pudo haber sido y no fue. Creo que algo sano es empeñarse en lo que uno cree, que eso vale la pena. En ese sentido, algunos recordarán que hace algún tiempo tuve el anhelo de tener un la experiencia de tener un puesto en el tianguis y puse un puesto de telas, gracias a mi amigo Guillermo, el zar de las telas. Pues ahí estuve sábados y domingos, viviendo la experiencia. Es solo un ejemplo. Ahora es un poco distinto porque quiero darle un giro a mi trabajo o más bien, lograr un complemento al que ya tengo. También me gustaría dar clases en la escuela de letras, sobre todo las materias relacionadas con la composición literaria y materias relacionadas con la promoción de la lectura. Aunque creo que eso está como en chino porque hay demasiados tiradores y muy buenos por cierto. Bueno, también aspiro a un honoris causa, al premio nacional de literatura, al premio Juan Rulfo, al príncipe de Asturias, al nobel…