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26 de mayo de 2007

A DIARIO- 26 DE MAYO 2007

Ayer a las diez de la noche, después de una gira de trabajo por el sur del estado, llegué a casa. Apenas tuve tiempo de intercambiar algunas frases con “la mujer que vuela” y el sueño me venció. Una llamada que se cortó me levantó hoy por la mañana. Alguien había muerto, pero no me pude enterar de quién se trataba. Desayunamos con la inquietud a flor de piel. Un repaso rápido al periódico tampoco nos aclaró la duda. Así que me fui al dentista. Afortunadamente la muela me dejó de molestar, así que parece que la endodoncia va bien. Al salir del dentista me encontré, sentada a la sombra de un OXXO a Elodia, una maestra asesora de la Costa que precisamente llevaba a su hija a consulta con otro doctor. Me senté a su lado, en completo relax e intercambiamos varios comentarios sobre nuestro trabajo, estuvo buena la catarsis. Acto seguido me fui a un evento, una muestra de proyectos empresariales que desarrollan alumnos de diversas escuelas. Me interesaba verlo, es un gran evento. Muchas microempresas muy creativas. Ahí me encontré con dos excompañeros de la secundaria 5, que tampoco están ahí. Llevaban a sus equipos participantes. Pues ahí me enteré de la noticia completa. Falleció el Profr. Heriberto Huerta, jefe de sector de secundarias generales. Hace tiempo estaba mal, pero no creí que fuera él. Regresé a casa y me hice el propósito de asistir por la tarde a la funeraria, después de la reunión con Nacho Mondaca y Alba Brenda. La funeraria estaba llenísima, en la capilla donde estaba el profe no cabía un alma, así que me senté a intercambiar puntos de vista con el profe Oviedo, que es mi amigo y es jefe de sector de secundarias. En la capilla había una misa, al terminar me pude acercar, pero no quise verlo en el féretro, me parece que hacerlo es como violar la intimidad, espero que cuando me toque no me vean mis amigos, sólo mis familiares y respetaré al 100% a los que no quieran verme. Ahí estuve un buen rato, recordando al profe Heriberto. Luego charlé ahí mismo con el profe Rafael Cundapí, que era su compadre. Me contó brevemente de los acontecimientos en torno al deceso. Dice que el quince de mayo, día del maestro, llevó el periódico de la Secretaría donde se publicó mi artículo sobre el libro del profe Heriberto, que se lo leyó en voz alta y se sonrió y me mandó dar las gracias. La neta que se me puso la piel chinita cunado me lo estaba contando. Es para mí un privilegio haber contribuido con mis palabras a su felicidad. Siempre va a ser grato recordar a este profe con más de cuarenta años en el magisterio que logró ver publicado su libro “Nosotros los profes”, que ya les recomendé en la nota del periódico y que también aparece en este blog.

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