

Hoy estuve en un festival de la lectura en una zona escolar la 062, de Hermosillo. Un festival en grande, acudieron grupos de alumnos y maestros representantes de cada una de las escuelas de esta zona. El festival estaba en marcha cuando nos informa el maestro de ceremonias, el profe Camacho, que un patrullero sonriente estaba multando a quienes teníamos los carros estacionados en la avenida. Salimos algunos, entre ellos la jefa de sector y otra maestra. Ya teníamos la multa. Afortunadamente, ninguna de estas vicisitudes me iba a quitar el placer de participar en el evento. Cada escuela llevaba números artísticos relacionados con los libros. Escenificaciones, la más memorable fue la de los tres cerditos y el lobo feroz, también la de las señoras madres de familia que prepararon "La caperucita roja". También me gustaron las lecturas de cuentos que hicieron los niños, serán grandes lectores. La supervisora de zona leyó un cuento, lo mismo que la jefa de sector. Muy buenas lecturas aunque se dejó sentir un poco de desorden. Cuando me tocó el turno, la calma había vuelto y puede hacer la lectura del cuento del
hombre más peludo del mundo, obra de un argentino. El profe Camacho me anunció con bombo y platillo como escritor sonorense. Ustedes saben que no soy originario de este bello estado, pero "no me sentí agraviado" (Como dijo un historiador a propósito de un homenaje que se le rendía). Creo que no los decepcioné porque aplaudieron muy fuerte y estuvieron muy participativos los casi quinientos niños y adultos. Desafortunadamente no había mucho tiempo y nunca me ha gustado abusar del público así que dejé pendiente una estrategia de animación a la lectura que deseaba experimentar, ahí será en la próxima.
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