Todos los años por estas fechas, al empezar a darse el cambio de clima, me ataca el catarro feo. Sin embargo, no me había tratado tan mal como en esta ocasión, casi me tumba, pero no me dejé. Ya me están inyectando. Y es que estamos iniciando el ciclo escolar y hay mucho trabajo con los muchachos, asi que no quiero faltar por este motivo, talvez por otros sí...Los meses más pesados del ciclo escolar son los que van de aquí a diciembre, después ya ni se siente. Hay qué ver cómo se van los dias y los meses y yo sigo igual de improductivo en el terreno de lo literario, como que hice un alto en el camino. Todos mis proyectos de escritura se detuvieron, espero que sea para bien. Espero también en breve reiniciarlos. En verdad, hay un torrente de historias que contar cada día de estos que van de julio del 2007 al día de hoy, pero tal vez no sea pertinente escribirlas todavía y es que como apuntaron algunos teóricos del cuento, no escribas bajo el influjo de tus emociones, sea mejor dejar que se acumulen, que se apaciguen las aguas y después escribirlas. Aunque por otra parte, ¿quién me garantiza que tengo el tiempo suficiente para escribirlas?, Ha de ser la idea de que voy a llegar a viejo (aunque unos dicen que ya llegué jijijiji). Espero que sí haya oportunidad porque si no la humanidad (jajajaja) se perderá de una gran obra. Pues ya se aproxima mi cumpleaños número...se ahi se las dejo a su imaginación. No lo olviden que es el 12 de septiembre y también les encargo los obsequios. Como nota importante les aviso que no habrá festejo-pachanga. Lo que sí les quiero decir es que cuando cumpla los cincuenta- que todavía no es el caso de este año- haré un festejo en grande y serán invitados todos todos mis amigos. Palabra de cuentero.(La foto anexa sólo la puse porque unos alumnos llevaban esta mascota y a mí dan repugnacia los ratones)
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