1 DE FEBRERO 2007
El comentario de ayer me dejó un poco enganchado a ese tiempo donde mi contacto con la tierra era directo. También me arrastró a los años cuando estaba en la secundaria y en la clase de agricultura aprendí los principios de la horticultura bajo la dirección de “fidelito”, el profe de agricultura. Recuerdo que desde aquel entonces me gustó la combinación de la teoría con la práctica. En mi casa, junto con mi hermano Oscar, organizamos, él una pequeña granja y yo mi huerto. Yo tenía chiles de pico de pájaro, cebollas, coles, hasta elotes sembré una temporada. Él tenía conejos, gallinas, guajolotes. Hasta una colmena teníamos. A ese tiempo siempre vuelvo los ojos, como fuente de inspiración y alegría de la vida. Claro que no pierdo la esperanza de algún día comprar un gran terreno para continuar con mi huerto. Quien ha probado las delicias de degustar algún fruto de su huerto, me comprenderá.
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