DESPERTAR
Esteban Domínguez
Anoche te soñé. Clara, precisa. No podías ser sino tú. La mujer difícil que he perseguido cargando mi sombra. Estabas ahí, acostada a mi lado y para despertarte mordí tu labio suave, apenas acariciado, pero suficiente. Te levantaste para ir al baño, afuera empezó la lluvia y el calor llenaba todo el cuarto en penumbras, también sentí la regadera y entonces me desnudé del todo para seguirte...
Fue cuando desperté con la certeza de llamarte para una cita, sólo que no sé cual es tu nombre, ni un número al menos, a esto es a lo que llamo una desgracia.
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