Es impresionante cómo se transforma el paisaje sonorense al poco tiempo de caer las lluvias. Este fin de semana tuve la oportunidad de viajar hasta un pueblo de la sierra, Divisaderos. Todo el paisaje luce verde. Sabemos que en unos meses, el paisaje volverá a su color más cotidiano, es de decir, árido, amarillento y aún así, resultará igualmente atractivo.
Aún lado de la carretera abundan finas enredaderas cubiertas con flores rojizas que atraen a miles de maripositas amarillas. Una maravilla para deleite de la pupila. La hospitalidad sonorense por supuesto que se hizo presente en los pueblos de la sierra y la convivencia fue agradable.
1 comentario:
La naturaleza es de lo mejores inyectores de vida.
Publicar un comentario