Vano esfuerzo es querer mantener un orden en mi escritorio. Pueda ser que un sábado, mi hijo y yo nos demos a la tarea de acomodar el desastre provocado por una semana ajetreada, sin embargo, sabemos que el lunes por la tarde a más tardar habrá el mismo reguero de siempre. En la imagen les muestro su cara bonita, es decir, cuando ha sido ordenado medianamente. Pues este es nuestro campo de batalla, aquí mi hijo se da unos agarrones con las matemáticas y yo con mis cuentos o con textos de otros. A veces salimos victoriosos, otras nos vamos a dormir sabiendo que algo se nos queda en el tintero. La batalla recomienza cada día, algún día- pienso- no habrá duda de que seremos vencedores y ese desarreglo habrá tenido un porqué.
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