EL ENGAÑO
Esteban Domínguez
Sólo entonces y, después de mucho tiempo de cavilarlo en silencio por todos los rincones de su casa, tuvo la fuerza necesaria y tomó la decisión.
Fue hacia la jaula, donde, desde siempre lo esperaba aquel su preciado animal, la joya más amada en su vida.
Aproximó su mano, todavía indecisas son las manos que se aprestan a ejecutar una firme decisión. La posó levemente, con todo el tiempo para ejecutar la acción final tantas veces imaginada en su mente, tantas veces doliendo por dentro como fina aguja removiendo todo. Y entonces, con todo el dolor de su alma, abrió la jaula.
Entonces se dio la vuelta, dio dos pasos hacia la ventana y emprendió el vuelo.
Sólo entonces y, después de mucho tiempo de cavilarlo en silencio por todos los rincones de su casa, tuvo la fuerza necesaria y tomó la decisión.
Fue hacia la jaula, donde, desde siempre lo esperaba aquel su preciado animal, la joya más amada en su vida.
Aproximó su mano, todavía indecisas son las manos que se aprestan a ejecutar una firme decisión. La posó levemente, con todo el tiempo para ejecutar la acción final tantas veces imaginada en su mente, tantas veces doliendo por dentro como fina aguja removiendo todo. Y entonces, con todo el dolor de su alma, abrió la jaula.
Entonces se dio la vuelta, dio dos pasos hacia la ventana y emprendió el vuelo.
1 comentario:
Hola, Esteban, qué cuento eh. Está hermoso.Profra. Alba Brenda.
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